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Mercedes Villaverde nació en La Habana y desde muy joven sintió la afición profunda por la música, y sobre todo por la música vocal. Unica hija de una familia que formaban sus padres y quince hermanos, criada en un ambiente refinado y de buena educación, a los catorce años se fue a California a estudiar canto y piano. Muy joven unió sus destinos a los del bajo-barítono Ignacio Ruffino, con quien se casó y tuvo dos hijos:Carlos y Julie, que también hicieron historia en el arte musical.


Pero más que la biografía familiar de los Ruffino, lo que nos interesa en este corto recuento, es destacar la extraordinaria labor los integrantes del Cuarteto, porque son parte de la historia musical cubana por la calidad de sus interpretaciones, dejadas a la posteridad en más de 16 discos de larga duración y en las crónicas periodísticas que destacan, a lo largo de muchos años, sus éxitos, su profesionalismo y el mensaje musical que llevaron por las principales capitales del mundo.

Muy joven comenzó Mamá Ruffino su carrera: su debut se realizó, según nota del
"Diario de la Marina" de La Habana, el 10 de mayo de 1936, en un concierto dirigido por el maestro Anckerman, donde cantó el bello tema del citado maestro cubano, "Flor de Yumuri". Unos meses después, en un homenaje organizado al propio maestro Anckerman, vuelve a cantar junto a la sin par Rita Montaner y otros buenos artistas cubanos. Su carrera comenzaba bajo los mejores auspicios, y en la incipiente radiofonía cubana ya figuraba su nombre en las estaciones COCO y en CMCP alternando con música bailable e interpretaciones de René Cabezas (luego René Cabel). En adelante su carrera ascendente tomó un impulso meteórico. Su esposo, que había ganado una buena reputación en el mundo de la ópera, deja por un tiempo los escenarios del "Bel Canto" y con su esposa forma un dúo que arrebata a los públicos hispanos en Nueva York, donde habían fijado su residencia. El Barrio Latino comentaba entusiasmado el triunfo de la joven pareja y les auguraba un pronto camino hacia metas más altas. Así fue: Hollywood les vió triunfar plenamente.

En marzo de 1940, la compañía fílmica Paramount rodaba "Gulliver en el país de los enanos". Para la versión española se escogió la voz de Mercedes para interpretar a la princesita en sus canciones, y la de Gulliver fue la de Ignacio. En octubre de 1941, en Los Angeles, triunfaba el famoso compositor y pianista cubano Ernesto Lecuona, y bajo su batuta, la limpia voz de soprano de Mercedes llevó su mensaje de alegre cubanía. Hollywood la sigue llamando: su voz dobla la canción "Verde Luna" que supuestamente cantaba Rita Hayworth en la película "Sangre y Arena", que la llevó a la cúspide de la popularidad junto a Tyrone Power. Luego Mercedes firma contrato con la Metro Goldwyn Mayer (MGM) para actuar en la película "Tortilla Flats", junto a los grandes del cine americano Spencer Tracy, Hedy Lamar, John Garfield y Frank Morgan. Los horizontes de Mercedes y de Ignacio se amplían.

En 1942 están en México en el Teatro Lírico, cantando huapangos, corridos y música cubana, además de hacer programas de radio en "Radio Mil". Antes habían alternado con el tenor Pedro Vargas; ahora con Chucho Martínez Gil, Los Tres Calaveras y otros artistas mexicanos, entre ellos Joaquín Pardavé, el famoso actor del cine mexicano. En México toman parte en su primera película: "Fantasía Mexicana". Pero Carlos, el hijo mayor de 11 años y Julie con 7 años reclamaban el tutelaje de la madre. Y desde 1945 a 1954, Mamá Rufino se dedica a la crianza y educación de sus dos hijos, utilizando este tiempo para enseñarles piano y guitarra, e iniciarlos en el aprendizaje de la música. Pero ella no dejaría del todo lo que era vocación ineludible: el canto, y por pura afición cantaba con un exitoso trío llamado "Los Peques", para así no extrañar su arte.